Temps de confinament amb Gerardo Wadel
Hoy en el ciclo “Temps de confinament. Ciutat, habitatge i societat postcovid” entrevistamos a Gerardo Wadel.
Gerardo Wadel es socio fundador de Societat Orgànica, jefe de proyectos en análisis de ciclo de vida de edificios, materiales y tecnología de construcción. Doctor Arquitecto. Profesor e Investigador en las universidades La Salle – Ramon Llull (ESP) y Tecnológica Nacional (ARG). Ha sido Responsable de Formación, es Evaluador Acreditado de la certificación VERDE y también asociado en Green Building Council España. Integra la agrupación Arquitectura y Sostenibilidad del Colegio de Arquitectos de Catalunya.
Así pues, desde su experiencia medioambiental, hemos compartido con Gerardo las siguientes preguntas:
¿Qué dos aspectos priorizarías cambiar de los espacios que habitas (vivienda, ciudad, pueblo, …): movilidad,espacio de relación (comunitarios, calles, etc.), servicios de proximidad, presencia de verde, infraestructuras como internet o energía, tipología comercial, recursos de proximidad, la participación ciudadana en cuestiones urbanas, infravivienda, etc.? ¿Qué aporta más la reflexión provocada por COVID-19 sobre tus prioridades?
Creo que la etapa del confinamiento durante el principio de la crisis del coronavirus (marzo, abril, mayo y junio de 2020) ha dejado en claro la falta de condiciones adecuadas del parque de viviendas para una buena vida en ellas. En espacial el acceso al sol, la ventilación natural, los espacios intermedios, la privacidad, el confort higrotérmico, el confort acústico… “mi casa me hace daño”. O sea que un primer aspecto podría ser una vivienda adecuada, lo que lleva a la revisión de sus condiciones de habitabilidad. Otro gran “descubrimiento” fue el de la recuperación del espacio público para la gente. El silencio, el aumento de la biodiversidad, la mejora de la calidad del aire, la devolución del sitio ocupado por los coches para las personas, el aumento de la seguridad, las ansias sobre la reapertura de los parques y los lugares de intercambio social. Entonces, como segundo aspecto apuntaría la calidad del espacio y el ambiente exterior.
¿Crees que serán posibles estas transformaciones con el postcovid? ¿Se te ocurre alguna acción concreta para llevarla a cabo?
Es posible pero no es sencillo. En tiempos de confinamiento hemos escuchado frecuentemente decir quiero volver (a una vida no confinada, integrada, más libre) pero no volver igual. Ese ‘que no sea igual’ tenía diferentes interpretaciones: yo apuntaría reflexionar sobre lo que realmente necesitamos que es calidad de vida, desprendernos de lo innecesario o superfluo, disminuir la presión sobre el medio natural, mejorar la calidad del espacio público, poner a las personas en el centro de las acciones… El retorno paulatino a las actividades, sin embargo, no ha demostrado la puesta en marcha de un cambio de paradigma más que en contadas oportunidades. Las acciones que se me ocurren son de más participación ciudadana, de mayor acceso a la información, de políticas públicas e iniciativas privadas que tengan como objetivo la sostenibilidad. Hay ejemplos: la recuperación de cierto espacio público para la gente y la movilidad no contaminante en Barcelona, pero también en muchas otras ciudades.
¿A tu entender se ha producido un cambio en la planificación del verde urbano en las ciudades, más allá del diseño de parques y jardines urbanos? Cómo habría de ser dicho cambio?
Hay cambios, pero no parecen ser todos en la dirección adecuada y a la velocidad suficiente. También hay una resistencia, desde varios sectores, para que ello ocurra. Una cosa es la mirada de las asociaciones de vecinos, o de la asociación de amigos del transporte público, y otra la del sector de la automoción o del Real Automóvil Club de Cataluña. Unos apuntan a la transformación, otros al mantenimiento del estatus quo. Esto supone un conflicto social sobre el que hay que actuar, mediar, establecer mecanismos de resolución consensuada. No llueve a gusto de todos, las transformaciones que requiere la salud de la población, la salud que se ve perjudicada con millones de enfermos y muertos por la contaminación ambiental en España (y hay estadísticas oficiales que lo confirman), se tienen que llevar adelante con conflicto, pero también con su resolución en términos de prevalencia de mayorías con respeto a las minorías. Los procesos de participación pública pueden ayudar, la involucración ciudadana también.
¿Qué implicaciones crees que tendrá la vuelta a la “normalidad” para el medio ambiente?
Me temo que la vuelta a la normalidad, o a la nueva normalidad como titulan los principales medios de prensa, no ha implicado más beneficios ambientales que aquellos ligados a la disminución de las actividades contaminantes. Como en la crisis económica de 2008-2012, la disminución de índices negativos como los de emisiones de efecto invernadero se debió más a la reducción de la actividad económica que al cambio de modelo productivo. En plena época de las tecnologías de la comunicación y la información, o de la portabilidad de los recursos de información, ese modelo en nuestro medio sigue basándose principalmente en el extraer – fabricar – usar – tirar vigente desde los inicios de la revolución industrial. Los esfuerzos puestos en la economía circular, en la transición ecológica, en la disminución del consumo y la renovabilidad de la energía, en la mitigación y adaptación al cambio climático, en la economía social y solidaria, en la inclusión y el cese de diferencias de género, etc., aún deben profundizarse significativamente para que veamos su repercusión positiva en el ambiente.
Para finalizar, estamos haciendo una colección de palabras en relación a “la ciudad que queremos”. ¿Cuál es la primera palabra o idea breve que te viene a la mente con este enunciado?
Inclusiva, resiliente, segura, de los 15 minutos, feminista, sana, infantil, silenciosa, verde, transformadora, adaptable, peatonal, natural…